Resumen y sinopsis de Prohibido morir aquí de Elizabeth Taylor
La señora Palfrey, que se acaba de quedar viuda, decide dejar su casa en el campo e instalarse en el Claremont, un sobrio y respetable hotel de Londres que tiene como huéspedes fijos a un variopinto grupo de jubilados. ¿Y a qué va a dedicarse Laura Palfrey ahora que dispone de tanto tiempo libre? Puede salir a pasear, ir a ver una exposición o esperar a que su nieto, que trabaja en el Museo Británico, vaya a visitarla. Cuando cree que en su vida ya no habrá mucho espacio para las sorpresas, conocerá a un joven escritor con el que trabará una improbable y especial amistad.
Publicada originalmente en 1971, Prohibido morir aquí es seguramente la gran novela de Elizabeth Taylor, una de las más destacadas novelistas británicas del siglo XX.
Esta encantadora historia sobre las excentricidades y sinsabores de la tercera edad es una inteligente indagación sobre la soledad y las posibilidades de la amistad. Sus divertidos personajes, la precisión de las observaciones sobre la vida cotidiana y un fino sentido de la ironía y de la compasión hacen de este libro una narración inolvidable.
Lectura sencilla y agradable que te sensibiliza hacia las personas dependientes, necesitadas de cuidados y ayuda, y, sobre todo, de compañía.
Recomendable.
Me ha parecido una novela exquisita, discreta, poética y elegante, con cierto toque de humor en la forma de tratar la vejez y la soledad que la acompaña.
Exquisita porque las escenas están escritas con sensibilidad. La forma en que se describen es minuciosa, sencilla, sin brusquedad, parecen personajes planos y, sin embargo, tienen un mundo interior muy vivo.
Discreta porque, aunque en los personajes se percibe la fragilidad de la vejez, no los he notado asustados, apesadumbrados, con miedo. Nada es dramático, al contrario, sus ansias de aventura los mantiene vivos.
Poética porque la autora no recurre a metáforas: sus descripciones son suaves, lo que hace la lectura más relajada y permite contemplar cada escena con nitidez.
Poética porque la autora no usa metáforas en la narrativa, las descripciones son suaves haciendo la lectura más relajada y permitiendo al lector contemplar la escena con nitidez.
Elegante por la naturalidad con que la autora muestra a los personajes sin juzgarlos. Los diálogos son sencillos, pero dejan entrever que callan más de lo que dicen. Es ese tipo de elegancia que no se impone, nace en la obra.
La decisión de la señora Palfrey de instalarse en el hotel junto a otros mayores en su misma situación es quizá la única opción que le queda para combatir una soledad que no desaparece, pero es un lugar que le permite compartir el día a día.
Con estos inquilinos fijos en el hotel Claremont, la novela explora las limitaciones de la vejez y la soledad que los envuelve. Tal vez por eso le dan tanta importancia a recibir visitas, les ayuda a salir de la rutina y a sentirse necesarios.
Estos personajes, inspirados en el Londres de los años sesenta del pasado siglo, con sus vidas ociosas, son creíbles y reflejan la etapa final de la vida desde el humor y la ironía.
Parte de la energía que les queda la dedican a controlar la vida de los otros. Entre ellos se observan, comentan, interpretan, incluso inventan historias sobre sobre ellos mismos. Podemos pensar que no tienen otra cosa mejor que hacer, pero lo podemos entender como un ejercicio que los mantiene vivos.
Sin embargo, aunque parezca una vida entretenida, creo que el mensaje principal de la novela radica en las reflexiones de estos personajes. Tenemos que escuchar sus mundos interiores para ver la verdadera realidad que tienen. Entonces nos damos cuenta de lo solos que están, aunque la autora les otorgue la relación de amistad y el sentido de la esperanza que es el aliciente de sus días.
No me esperaba el final que da la autora a esta novela, pero en una reflexión posterior llegué a la conclusión de que es un final justo y que da sentido a la obra.
Dentro de que se trata de una novela relativamente antigua, de los años 70 que recoge usos sociales muy típicamente británicos -yo creo que en alguna medida puede que desfasados-, interesa porque trata los temas siempre actuales de la soledad y abandono de las personas mayores.
Si trasladamos el relativamente modesto y triste hotel londinense para jubilados a la no menos triste realidad de las residencias actuales, es inevitable que los sentimientos de las personas sean parecidos. La vida ya se reduce simplemente a esperar las horas de las comidas y, con suerte, alguna que otra visita.
Para la protagonista el momento de trazar nuevas relaciones personales y compromisos ya ha pasado y solo le resta fantasear con que tiene un nieto (no lo es), que le hace revivir sentimientos que creía secos y agotados.
Triste, contenida y dura.