Resumen y sinopsis de Majestades, crímenes y víctimas de Antonio Escohotado
Si nuestros Estados son laicos, ¿por qué se condena la blasfemia? Si acogen el derecho a la intimidad, ¿por qué persiguen actos sexuales que realizan en privado los adultos con pleno consentimiento? Si reconocen los derechos civiles, ¿cómo pueden proscribir todavía el más elemental, que es fijar el momento y manera de la propia muerte? Si defienden el libre comercio, ¿por qué llaman criminal a quien se lleve su dinero donde le apetezca? Si consagran la libertad de conciencia, ¿cómo osan restringir la elección de vehículos de embriaguez? Si ninguna Constitución democrática obliga a obedecer ciegamente órdenes contrarias a sus principios, ¿cómo tantas normas de rango inferior dan por supuesta esa obediencia ciega, amparando el castigo de su omisión y concediendo amnistía a quienes obedecieron? Si admiten la planificación familiar, ¿por qué encarcelan a abortistas? Si consagran el principio de seguridad jurídica, ¿por qué conservan delitos «abiertos» como el del escándalo público, donde cabe casi todo? Si las leyes están hechas, por definición, para protegernos de los otros, ¿cómo pueden subsistir tantas dedicadas a protegernos, a la fuerza, de nosotros mismos?
Los textos agrupados en este volumen tratan de examinar distintas vertientes y justificaciones de lo que juristas y sociólogos comienzan a llamar delitos sin víctima ante crímenes de lesa majestad. Vinculándolos a las metamorfosis del Estado contemporáneo. Con nuevos nombres, los arcaicos crímenes de lesa majestad siguen ahí, y lo único esperanzador es que empiezan a aparecer como crímenes de lesa humanidad que no defienden, en definitiva, sino el tradicional desprecio de los poderes fácticos por la libertad y la dignidad humana.