Resumen y sinopsis de Luz de verano, y después la noche de Jón Kalman Stefánsson
Una novela excepcional, ganadora del Premio Nacional de Literatura de Islandia, que retrata con melancolía y humor las maravillas cotidianas de un pequeño pueblo islandés.
Construida a partir de pinceladas breves, Luz de verano, y después la noche retrata de forma peculiar y cautivadora una pequeña comunidad de la costa islandesa alejada del tumulto del mundo, pero rodeada de una naturaleza que les impone un ritmo y una sensibilidad particularísimos. Allí, donde parecería que los días se repiten y un invierno entero podría resumirse en una postal, la lujuria, los anhelos secretos, la alegría y la soledad enlazan los días y las noches, de forma que lo cotidiano convive con lo extraordinario.
Con humor y ternura por las debilidades humanas, Stefánsson se sumerge en una serie de dicotomías que marcan nuestras vidas: la modernidad frente a la tradición, lo místico frente a lo racional y el destino frente a la casualidad.
Anonadada y confusa me he quedado después de terminar, Luz de verano y después la noche, una ¿novela? Que no se puede clasificar dentro de un determinado género, pero que aburre hasta el hartazgo gracias a unas tramas absurdas, personajes estrambóticos y un telón de fondo – Islandia – que parece estar casi por casualidad, dado que tiene poca o ninguna importancia. Y todo esto es más de 200 páginas de estupidez Dickensiana.
El autor de esto es Jón Kalman Stefánsson, un absoluto desconocido para mi. Stéfansson me parece un escritor correcto que posee un estilo de escritura sencillo, superficial y con una buena ejecución, que consigue utilizando una prosa lenta, confusa y con un desarrollo mejorable, un lenguaje funcional y unas descripciones aceptables, aunque quizás hubieras agradecido un poco más de colorido en los paisajes islandeses. Pero lo que llama la atención, sin duda alguna, son los personajes. Son demasiados y todos tienen una construcción que apenas roza la superficie. Casi te dan lástima porque parecen incompletos.
Luz de verano y después la noche nos narra las vidas de algunos habitantes de un pueblecito islandés cercano a la capital. En este pueblo, como en todos, se establecen relaciones, hay secretos, odios y mentiras. Pero también hay espacio para lo raro y extraño: señores que sueñan en latín sin conocer el idioma, fantasmas en los almacenes, piedras molestas que aparecen cuando menos se las espera, conspiraciones mundiales, etc. El principal problema que tiene la novela es que no hay más nexo en común que la ubicación geográfica. La mayoría de los libros que he leído con estas características suelen tener una especie de historia principal que conecta a todos los personajes, cerrando el círculo al final. Este no es el caso. Termina de la misma forma que empieza, siendo banal y convencional.
En resumen, Luz de verano y después la noche, es un absoluto pestiño. Una lectura lenta y farragosa, llena de tramas secundarias infumables y absurdas, personajes estúpidos y con menos carisma que un trozo de caucho y un narrador (¿Quién narra está estúpida historia?) que dan ganas de patear. Mi recomendación es que huyáis de este libro. Con él no hay luz, solo una noche eterna.