Resumen y sinopsis de Con amor, Simon de Becky Albertalli
Simón ha hecho lo impensable: ceder al chantaje de Martin. Así que, ahora debe ingeniárselas para que Abby, su mejor amiga, salga con Martin, o todo el mundo hablará de los emails de Simón. De los emails que él, escondido tras un seudónimo, intercambia con un tal Blue, que es el chico más divertido, desconcertante y adorable que Simon jamás ha conocido. Y es que Simón, pese a su afición al teatro, prefiere no dejar expuesta su identidad sexual… al menos de momento. Sin embargo, seguirle el juego a Martin no será la solución a sus problemas, sino más bien el comienzo de una de las épocas más difíciles, maravillosas, importantes y extrañas de su vida porque...
¿Qué hará Martin si no consigue conquistar a Abby?
¿Cómo reaccionará Abby si se entera del chantaje?
¿Qué pensará Blue de Simon si los emails salen a la luz?
¿Blue corresponderá los sentimientos de Simon?
Y, la cuestión más importante: ¿quién demonios es Blue?
Puede ser que los dramas adolescentes me queden muy lejos, pero Con amor, Simón me parece una horripilante novela juvenil cuyo objetivo es aburrir lo más posible al desprevenido lector que espera encontrarse, por lo menos, con un libro divertido y se encuentra con un tostón de primera, más largo que un día sin pan (o sin Wi-fi, el equivalente moderno del refrán).
Becky Albertalli es la autora de semejante aberración literaria. Al ser un libro para el público joven, la autora ha caído en los mismos errores que hacen que este género resulte insulso y pesado, hasta para el target objetivo. Así Albertalli, escritora mediocre a más no poder, posee un estilo de escritura superficial, simplón y con una ejecución penosa. Todo ello gracias a una prosa dinámica, pesada y con un desarrollo lamentable, un lenguaje funcional y unas descripciones que son para echarse a llorar. Pero la palma se la llevan los personajes. Decir que son irritantemente estúpidos es quedarse muy corta. No solo es que su construcción sea horriblemente vacía e intrascendente, es que hasta el protagonista es aburrido. Simón cumple a la perfección el estereotipo de gay adolescente: alocado, sincero y miedoso. Claro que estas cualidades se les pueden asignar a casi cualquier adolescente en general, eso es cierto.
Con amor, Simón se adentra en la estereotípica historia de "chico gay quiere salir del armario, pero...". No hay nada nuevo, original o realmente entretenido. Pero juzgad vosotros mismos con la sinopsis. Simon es un chico gay que no ha salido del armario todavía. Principalmente porque tiene miedo (como todo el que se señala a sí mismo como diferente) y porque está enamorado de Blue, un chico desconocido de su instituto con el que se envía mails que también resulta ser gay como él. La vida de Simon cambia cuando Martin, un compañero de clase descubre su secreto y le chantajea para ayudarle a salir con Abby, la amiga de Simon. A partir de ahí, nuestro estúpido protagonista tendrá que hacer encaje de bolillos para mantener su secreto, convencer a Blue de que anunciar su homosexualidad es lo mejor, navegar a través de la tensa situación con sus amigos y cuestionarse si es adoptado gracias a los traumas de una familia compuesta por dos psicólogos como padres. Y sí, sé que así dicho parece increíblemente interesante. Lástima que la realidad no sea tan bonita. Y es que toda la historia gira alrededor de un chico que intenta convencernos durante toda la novela de que no le importa revelar su homosexualidad. Aunque la verdad sea que preferiría mantenerlo escondido y que solo lo anuncia cuando no tiene más remedio. Y no, no critico eso. Solamente me fastidia, eso es todo. Obviamente ya sabéis como va a acabar todo. Es un happy ending de manual. Todo es precioso, el amor es muy bonito y todas esas estupideces que solo aparecen en las película románticas o novelas afines.
En definitiva, Con amor, Simón es un pestiño. Un producto comercial hecho para vender libros simples para un público que solo busca consumir emociones positivas e historias hermosas (e imposibles). Supongo que con 15 años tiene su gracia. Pero según creces le vas viendo los inconvenientes. Lo único por lo que disculpo un poco a Simon es que ya desde el título empieza despidiéndose de nosotros. Adiós, Simon. ¡Hasta nunca!