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A pesar de su título, Flipando en colores, resulta una novela bastante pobre y muy convencional. Tras su falta de originalidad se esconden los típicos mensajes optimistas de siempre y una trama insulsa a más no poder, cuyo principal punto a favor es la facilidad de lectura.
De su autora, Eto Mori, no conocía absolutamente nada. Más tarde descubrí que era una guionista y escritora japonesa de diversos libros infantiles y juveniles. Y debo reconocer que se nota. La forma en la que está escrito, tan simple y con moraleja, recuerda a los cuentos que leíamos de pequeños. Tiene una prosa funcional, un lenguaje sencillo, unas descripciones que brillan por su ausencia y, lo mejor de todo, los personajes. Éstos me han resultado agradablemente sorprendentes. Bien hechos y mejor integrados en la trama, es un gustazo ver cómo se van descubriendo sus luces y sombras a medida que prosigues con la lectura.
Flipando en colores tiene una historia típica de película familiar. Y es que, aquí seguimos a un alma (si, habéis leído bien, nuestro protagonista es un alma) de un pecador que ha sido seleccionado para tener una segunda oportunidad para poder regenerarse y entrar en el ciclo de la reencarnación. Para ello deberá meterse en el cuerpo de Makoto Kobayashi, un adolescente bajito, feo y solitario que se ha suicidado. Nuestro “protagonista” suplantará la vida de Makoto, desvelando sus relaciones familiares y con sus compañeros hasta descubrir las razones por las que el chico se intentó suicidar, mientras intenta recordar que pecado cometió en su vida anterior, todo ello con la ayuda de su guía/ángel Purapura. En esta historia los personajes tienen varias caras que se irán mostrando a medida que nuestro Makoto vaya colocando las piezas en su lugar. Pero, aparte de la esta trama, el mensaje de la autora es bastante claro: la vida pocas veces da segundas oportunidades y, cuando te da una, debes aprovecharla con toda tu alma. Eso y que el suicidio no es la mejor opción para escapar de los problemas.
El desenlace es un poco soso. Tengo que reconocer que no me esperaba el último giro argumental, pero ni con esas el final mejora algo.
Definitivamente, Flipando en colores, es un libro entretenido dirigido preferentemente al público adolescente. No obstante es un libro es una novela prescindible que puede leerse si no hay nada mejor a la vista o en periodos de descanso de lecturas más densas.