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¡Qué queréis que os diga! Es una solemne tontería (como argumento) pero no se me ha ido la sonrisa de los labios en ningún momento. Situaciones absurdas, llevadas voluntariamente al extremo, pero ágilmente trazadas por la capacidad humorística del Sr. Terol. He pasado un buen rato.
Leo el libro que escribe el humorista Oscar Terol "El vasco que no comía demasiado", animada por su colorida portada y atrayente sinopsis: En el año 2049 mientras media humanidad como yo ahora se alimenta de productos que se extraen de la soja y la industria alimentaria mundial está gestionada por los chinos, Euskadi es el último reducto donde se conserva intacta la tradición gastronómica. Si bien la idea de atacar al maná del siglo XXI es novedosa e interesante, termina siendo engullida por la segunda línea argumental (la búsqueda en un convento de la receta de la tarta de queso) e incluso desaparece rápidamente del todo cuando la trama se concentra en la lucha contra las almas perdidas que deambulan por la web. El autor crea una novedosa y rica ambientación propia (reina el Rey Froilán, el Mesón Cándido de Segovia se ha rendido a los tailandeses, se rumorea que Kiko Rivera va a ser el nuevo director general de la cadena Cinco, el magnate Fernando Alonso es propietario de la cadena Box de televisión, los chinos regentan antiguos negocios de cocina autóctona haciendo réplicas que cualquier alimento utilizando soja, esencias aromáticas y colorantes) pero llena el libro de tantos tópicos (habla de los andaluces, las cuadrillas vascas, la sabiduría milenaria de los chinos, la vida en los conventos de religiosas, las licencias de los religiosos y la cocina italiana) y abusa tanto de la ironía que, una obra que podría resultar perspicaz y ligera se convierte en algo agotador lleno de dobles sentidos. La nula caracterización de los personajes, la gran profusión de detalles innecesarios (la narración de la tortura de la abuela, o la información de que el protagonista sufre de fimosis), los laísmos y loísmos del lenguaje y las múltiples faltas de ortografía que espero que sean debidas sólo al programa de conversión de formato, hacen a esta novela merecedora de un 3,5.
Me esperaba un libro de humor, como los anteriores pero éste no tiene ni pizca de gracia, no sé si el autor lo pretendía, no me ha quedado claro. La historia, muy floja. Me ha decepcionado. Totalmente prescindible.