Resumen y sinopsis de Un hombre soltero de Christopher Isherwood
Cuando en 1964 se publicó Un hombre soltero, su descripción vívida, franca, enternecedora y empática de la vida de un homosexual pasados los cincuenta causó sensación. George está adaptándose a vivir solo tras la muerte repentina de su novio en un accidente de tráfico. Decidido a continuar con las rutinas de su vida diaria hace muecas a los niños del vecindario, da sus clases sobre Aldous Huxley, chismorrea, bebe demasiado, se perturba ante la vista de un joven jugador de tenis, y se ilusiona por una cita con uno de sus estudiantes. Este inglés afincado en el sur de California y profesor universitario es un forastero, y tanto sus reflexiones internas como su relación con los otros revelan a un hombre que, a pesar de las injusticias cotidianas y de la soledad, ama la vida. Esta edición incluye la entrevista que Winston Leyland, director de la revista Gay Sunshine, le hiciera a Christopher Isherwood en 1973.
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Trata de algo tan duro como la muerte de un ser querido y el proceso de uno debe atravesar para superarla. Lo hace, eso sí, desde una perspectiva no tan oscura, ni recreándose en lo trágico del asunto, sino abriendo paso incluso a un cierto optimismo, a una conciencia de la importancia de vivir en el presente y no encerrado en uno mismo. A lo largo de veinticuatro horas, la conciencia de George, maduro profesor universitario, reacciona ante los encuentros que mantiene con la gente de su día a día, dando cuenta el narrador hasta de sus más íntimos pensamientos. Me sobran algunas disquisiciones farragosas cerca del final. La crítica al “american way of life” no ha perdido actualidad, pese a centrarse en una época muy concreta; principios de los sesenta, con el país en plena guerra fría, ante la paranoia nuclear, los convencionalismos sociales y la ya arraigada sociedad de consumo. El autor nos describe a un personaje en toda su dimensión humana, dando cuenta de sus debilidades, egoísmo, sus atisbos de decrepitud física, algo patético... pero lo hace, a la vez, con mucha ternura y comprensión. Éste se protege tras su mordacidad de una realidad hostil, de su tristeza interior, al tiempo que intenta mantener vivo el recuerdo. El tema de la homosexualidad, no siendo necesariamente lo central de la novela, sí que tiene importancia decisiva en la personalidad de George, junto con su condición de asimilado, por cómo es testigo de la realidad de un entorno (Los Ángeles, su pasado romántico y su presente mediocre, o al menos, visto así) que no es el suyo. Más la historia de un individuo concreto y sus circunstancias que algo de una marcada militancia a favor de una minoría (tema mencionado fugazmente), al menos para los tiempos que corren, creo yo.
Esta novela es de 1964 y es un interesante documento histórico. En 2009 es adaptada al cine y es candidata a varios oscars importantes.
A pesar de su lejanía en el tiempo, se lee muy bien. El lenguaje es bastante profundo, introspectivo, casi intelectual, en tercera persona. La acción se desarrolla en un breve espacio temporal.Una prosa que ya no se escribe hoy, en 2010. Junto a disquisiciones filosóficas, tiene también mucha ironía y sarcasmo, momentos de serenidad y de desesperación.
Chocan cuestiones como la amenaza soviética, los refugios nucleares. Otros asuntos ya existían entonces: el tráfico en Los Ángeles y el problema del aparcamiento, los supermercados rebosantes de marcas, los gimnasios, los entonces incipientes ordenadores...
George es un hombre algo egoísta, en ocasiones ve el mundo exclusivamente desde el prisma gay pero reconoce sus defectos y en conjunto es íntegro consigo mismo.
LA escena en la playa podría haber terminado en un malentendido, sin embargo Isherwood lo culmina muy bien.
Aunque planea la sombra del desparecido Jim, no se recrea en su añoranza, al final incluso piensa en encontrar otra pareja
El personaje de Charlotte no podía faltar, la "amiga" de los gays, paranoica, demasiado sentimental, dubitativa.
Los dos personajes principales en el libro tienen mayor edad que en la película.