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Muy breve y si bien es verdad que cuesta un poco entrar en la primera parte, sobre todo por los vocablos típicos argentinos, tiene una parte final espectacular.
Lo recomiendo.
Me gustó mucho esta novela de apenas 155 páginas porque está estupendamente escrita y porque el argumento es muy original.
Narra la historia de Salvatierra quien es un pintor mudo (después de un accidente) y autodidacta que pasará su vida pintando un lienzo que cuenta la vida de su familia, pero también del pueblo (ficticio) de Barrancales, donde transcurre la acción. Pintará cada día de su vida, en la mañana antes de ir al trabajo en el Correo y en la tarde después del trabajo.
A su muerte, sus hijos comprueban que falta el lienzo del año 1961 y emprenden una búsqueda que transformará el relato en una historia policial.
Hay mucha poesía que alterna con el más puro pragmatismo, dando al relato un encanto sin par. Y podría haber una metáfora con este lienzo sobre la incomunicabilidad entre padres e hijos.