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¿Es lo mismo escuchar un libro que leerlo?

AutorAlfredo Álamo el 12 de diciembre de 2018 en Divulgación
  • Mismo objetivo, diferentes resultados.
  • Los audiolibros son un mercado al alza.

Audiolibro con auriculares.

La industria editorial mantiene un lento avance en el campo de los libros impresos y un estancamiento de los digitales, mientras que el mercado de los audiolibros parece crecer por encima de la media. En España no es difícil, ya que se partía de un punto muy bajo, pero en otros países, como Estados Unidos, donde ya estaban establecidos, también se está viendo un notable repunte. Así pues, ¿es lo mismo leer que escuchar una novela?

Hay que tener en cuenta numerosas variables. Uno de los argumentos a favor del audiolibro es que, en realidad, la escritura apenas tiene 6.000 años y que nuestros cerebros están desarrollados a través de la cultura oral y no la escrita. De hecho, hay estudios que dicen que a nivel narrativo, el nivel de comprensión de texto y palabra es prácticamente el mismo.

Sin embargo, dentro de los audiolibros, hay ciertos puntos estratégicos. Uno de ellos es cómo se narran. Se puede pensar que da lo mismo, pero no es así. Si la narración es demasiado rápida o demasiado lenta, el resultado desvirtúa el tempo de la obra. De igual forma, si el narrador enfatiza ciertos aspectos del texto en detrimento de otros, también puede desvirtuar las intenciones del autor.

¿Qué pasa cuando nos centramos en el aprendizaje o nos enfrentamos a textos narrativos complejos? Ahí encontramos estudios como el de la Universidad James Madison, donde descubrieron que el resultado de estudiar en papel superaba con creces al estudio narrado en audiolibro. Cuando se trata de procesar la información a un ritmo pausado y detallista, con pausas para entender qué se está leyendo, el papel es, hoy por hoy, la mejor opción.

Sin embargo, hay que tener claro que estos estudios se refieren a dos tecnologías desiguales. Estamos acostumbrados a estudiar en papel y nos cuesta hasta pasarnos a medios digitales con mayor capacidad de recibir información. ¿Se puede mejorar el audiolibro para fomentar una mejor comprensión? Por supuesto.

Si el interés por el formato sonoro aumenta, es más que probable que los editores busquen estrategias para favorecer los procesos con los que absorbemos mejor la información. Esto, de todas formas, no significa que los audiolibros puedan sustituir al texto impreso, ya que el uso del audio suele ser secundario, es decir, se escuchan libros mientras se hace otra actividad: correr, conducir, etc. ¿Qué quiere decir esto? Que no se le puede prestar la misma atención que a un libro impreso.

Por el momento, podríamos decir que leer un audiolibro no es ni mejor ni peor que leer un libro impreso; son cosas diferentes, experiencias diferentes, mundos diferentes. Eso sí, ya hay autores que tienen en mente un nuevo elemento a la hora de escribir sus libros: van a ser adaptados en audio y eso significa una interesante variable, algo que puede cambiar parte de su estilo en busca de una mayor claridad narrativa o mejor prosodia.

Vía: New York Times

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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