Lecturalia Blog: reseñas, noticias literarias y libro electrónico 111.861 libros, 24.630 autores y 89.962 usuarios registrados

Antes de empezar un libro. El prólogo

AutorAlfredo Álamo el 19 de enero de 2018 en Divulgación
  • Hay varias maneras de abrir una novela o un ensayo.
  • ¿Prólogo, prefacio, preámbulo o introducción?

Bloc de notas en blanco.

Una vez has terminado una obra, bien sea una novela o un ensayo, suele surgir la duda de si va a necesitar algún tipo de información relevante, opinión o desarrollo que sea de utilidad para el lector. Muchas veces nos encontramos con prólogos que saltamos inmediatamente al leer el primer párrafo, pues no funcionan como deberían. Pero ¿qué tipos de texto previo podemos utilizar y cómo hacerlo bien?

El prólogo.

Aquí encontramos un texto que prepara al lector para la historia que se va a encontrar a continuación, dando información que sería necesaria conocer para entender del todo la novela. Un marco histórico, unas palabras sobre el mundo en cuestión, o tal vez una pieza de ficción relacionada. Lo importante: que funcione como apertura, como si fuera el primer capítulo del libro.

El preámbulo.

Suele estar escrito por alguien que no es el autor del libro, normalmente es una figura de autoridad, otro escritor o quizá un experto en la materia que se trata en el texto. En el preámbulo se suele hablar de la relación entre su autor con el libro o con el escritor. De nuevo, tiene que tener cierta cercanía y algo de fuerza para que no se lo salten.

El prefacio.

Aquí estaríamos ante un texto que nos relata cómo se creó el libro. Explica su objetivo, desarrollo y da las gracias a aquellos que han colaborado en ciertas partes de su escritura. Es una figura que se suele usar más en ensayo que en novela.

La introducción.

En este caso se habla del tema tratado en el libro. Puede ofrecer información suplementaria, o dar la perspectiva del escritor a la hora de abordar el trabajo. De nuevo, es algo que podemos encontrar más en libros de ensayo que en narrativa.

Como ya os hemos comentado, lo importante es valorar si un prólogo, o sus variantes, puede aportar algo al lector. Si tienes una apertura de libro que la gente se salta sin leer, es que estás fallando en algo. Lo importante es que sea un valor añadido, no una demostración de tener amigos famosos, como suele pasar con algunos preámbulos.

Otro punto clave es que no destripe la intriga o la trama de la novela. Se ha dado el caso de algunos editores que, embriagados por demostrar su conocimiento, han escrito introducciones donde daban a conocer demasiados detalles del libro en cuestión, o incluso de otros.

Vía: Reedsy

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

No se puede comentar esta entrada