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España no es país para libros

AutorAlfredo Álamo el 7 de julio de 2016 en Opinión
  • Un 40% de españoles no ha leído ni un libro el último año.
  • Los datos son peores que en 2015.

Libro atado con cadenas a un teléfono y un portátil.

Este último año hemos tenido un repunte en el número de novedades y de ventas dentro del mundo del libro, un aumento que, sin embargo, no puede ser considerado más que un espejismo en una tendencia a largo plazo, si tenemos en cuenta los datos que el CIS ha presentado en su barómetro de junio de 2016. Un 40% de los españoles no ha leído un mísero libro en todo el año, un porcentaje que asusta un poco más si tenemos en cuenta que en junio de 2015 el porcentaje era del 34%.

Si analizamos un poco más los números del CIS encontramos que la franja de lectura por abajo, de 2 a 4 libros, se mantiene estable, bajan los tramos medios, de 5 a 8 libros, y tenemos un repunte entre los que son más lectores y que leen más de 13 libros al año. Así pues, los que son muy aficionados a la lectura son más que nunca, los que leen sus cuatro libros por vacaciones se mantienen y aquellos que estaban leyendo casi un libro al mes ven su grupo disminuir.

Está claro que nadie está obligado a leer, faltaría más, pero siempre se ha considerado la lectura como un índice interesante a la hora de analizar el desarrollo cultural de una sociedad. En el caso de España, un 40% -¡4 de cada diez!- ni siquiera ha levantado las tapas de una novela. Si les sumamos los que han leído uno nos vamos a que casi la mitad de la población pasa absolutamente de la lectura, sin entrar en géneros, temáticas, youtubers y otras discusiones que solemos escuchar durante el año.

Y es que los datos sobre bibliotecas tampoco son esperanzadores, ya que 7 de cada 10 no ha pisado una biblioteca el último año y me temo que los que lo hayan hecho son en su mayoría estudiantes. La verdad es que este dato me asusta, ya que las bibliotecas no sólo son meros almacenes de libros, sino que son ejes sobre los que se vertebra -o se debería vertebrar- gran parte de la vida cultural de los barrios.

Quizá al trabajar en un medio cultural sufrimos un cierto sesgo cognitivo: nos pasamos el día hablando de libros con gente que adora los libros, así que cuando llegan estas noticias nos toca tragar este baño de realidad: en España los libros no interesan a la mayoría de la población, aunque haya una minoría de lectores impenitentes que sostengan por sí solos a una industria que está en un momento muy delicado.

Sin embargo, está claro que la situación de crisis afecta a muchos lectores que antes tenían tiempo para leer poco a poco en sus ratos libres. Está claro que los libros son percibidos como elementos de lujo en un momento en que es más fácil acceder al ocio audiovisual, mucho más barato. Si hay que recortar, se recorta en lo caro e individual.

Si la política de educación y de inversión en bibliotecas no se corrige, que a nadie le extrañe que se abandone la lectura en favor de otras formas de expresión, algunas de ellas más acordes con los tiempos de la inmediatez y la ausencia del pensamiento crítico, de los titulares con gancho, los vídeos de gatitos y la masa enfurecida. Esperemos ver el año que viene algún cambio en esta tendencia.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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