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Escribir es bueno para tu cerebro

AutorAlfredo Álamo el 28 de junio de 2016 en Divulgación
  • El acto de escribir ayuda a mejorar nuestra vida.
  • Mejora la expresión, el aprendizaje y reduce el estrés.

Imagen vintage de un anuncio antiguo sobre el cerebro humano.

Os hemos hablado en varias ocasiones de cómo la lectura es buena para el cerebro y de cómo nos afecta de una manera positiva en nuestra vida diaria. Pues bien, la escritura también posee numerosas cualidades que pueden ayudarnos frente a situaciones complicadas y que son capaces de mostrarnos nuevos caminos y soluciones. Sí, escribir es una actividad sana para la mente, aunque no estemos hablando sólo de dedicarnos a la literatura. Llevar un diario donde anotar nuestros pensamientos todos los días, por ejemplo, es una actividad útil.

Mejora tu comunicación.

Nuestra cabeza suele estar llena de numerosos pensamientos abstractos que dan vueltas y vueltas. Sí, tenemos buenas ideas, pero suelen estar poco definidas, llenas de flecos. Pon por escrito lo que te ronda y encontrarás una manera genial de concretar estas ideas. Si te acostumbras a ello, mejorará la manera que tienes de comunicarte con los demás, serás capaz de transmitir mayor seguridad y te entenderán mucho mejor.

Ayuda a enfrentarse con situaciones difíciles.

En momentos difíciles es más fácil centrarse en las malas decisiones que afrontar los retos que tenemos por delante. Un estudio universitario realizó un seguimiento sobre más de 60 personas que acababan de ser despedidas. Aquellas que dedicaron un tiempo a escribir todos los días, bien de manera creativa o expresiva (diarios, notas) tardaron mucho menos en conseguir un nuevo trabajo, además de sufrir menos problemas psicológicos y relacionados con el alcohol.

Es una nueva oportunidad para aprender.

Escribir lleva aparejado un notable trabajo de documentación. Es una manera genial de profundizar en temas que ya conocemos pero también de aprender campos completamente nuevos. Hay que tener en cuenta que en una narración hay que darle vueltas y más vueltas al sujeto de la novela o el cuento. Aprender es un agradable efecto secundario.

Te ayuda a organizarte mejor.

Si conviertes la escritura en una rutina obligatoria comprobarás que es más fácil organizar tu tiempo, articulando un nuevo horario fuera del trabajo en torno a una actividad placentera. Además, escribir te lleva a organizar estructuras, llevar archivos de personajes y escenarios o a ser capaz de hilvanar eventos a lo largo de cientos de páginas. Todo ello repercute en el resto de tu vida.

Conocerás nuevas personas.

Si te pones a escribir, aunque sea de manera amateur y por puro placer, no tardarás mucho en conocer a más gente con tus mismos intereses. Ampliar tu círculo de amistades y contemplar nuevos puntos de vista siempre es enriquecedor. Si estás afrontando cambios diría que es hasta necesario.

Reduce el estrés.

Se ha estudiado a fondo el efecto de la actividad en sí sobre el cuerpo humano. Cuando escribes, la respiración se relaja y el corazón baja su actividad, al mismo tiempo que se ponen en marcha áreas del cerebro relacionadas con la memoria y la reflexión. Se compara este efecto con el logrado por una profunda meditación, reduciendo los niveles de estrés.

Estos son sólo algunos de los efectos beneficiosos de la escritura sobre la salud, pero seguro que hay más. Si escribís nos gustaría conocer en qué os ha ayudado en vuestra vida diaria. Os esperamos, como siempre, en los comentarios.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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