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Los libros favoritos de grandes autores

AutorAlfredo Álamo el 8 de junio de 2016 en Divulgación
  • Un escritor se hace leyendo.
  • Descubre las lecturas preferidas de Nabokov, Foster Wallace o Ray Bradbury.

Libro abierto por la mitad con unas gafas puestas sobre él.

Un autor se construye a sí mismo a base de dos cosas: leer mucho y escribir mucho, así que no está de más ver qué libros han fascinado a grandes escritores, novelas que bien les han hecho lanzarse a ese maravilloso mundo que es la literatura o que les han influido en cuanto a la manera de narrar. Hoy en Lecturalia os hablamos de algunos de estos libros tan interesantes.

Ray Bradbury fue uno de los autores de ciencia ficción más importantes del siglo XX, autor de obras tan importantes como Farenheit 451. Gran usuario y defensor de las bibliotecas públicas, siempre manifestó su amor por la lectura. En concreto destacó las obras de George Bernard Shaw y libros como Moby Dick y John Carter de Marte.

George R. R. Martin, el autor de la tan de moda Canción de hielo y fuego (Juego de tronos, para los más televisivos) manifiesta su admiración por El señor de los anillos, aunque también ha hablado de libros más recientes, como Estación Once, de Emily St. John, una ficción posapocalíptica inédita en castellano que, según nos han avisado en los comentarios, está disponible en castellano disponible gracias a la editoiral Kailas.

David Foster Wallace, que firmó uno de los grandes libros de las últimas décadas, La broma infinita, tenía en alta estima La delgada línea roja, El silencio de los corderos, Forastero en tierra extraña o La suma de todos los miedos.

Gillian Flynn -todos habréis leído o visto Gone Girl-, es fan de Agatha Christie y sus Diez negritos, así como de libros más contemporáneos, como La canción del ejecutor, de Norman Mailer.

Vladimir Nabokov, clásico del siglo XX, autor de Lolita, fue un crítico literario de notable prestigio. Para él habría que destacar libros como el Ulises de Joyce, La metamorfosis de Kafka o los primeros libros de En busca del tiempo perdido, de Proust. Todo lectura ligera.

F. Scott Fitzgerald recomendó numerosos libros a lo largo de su vida, como por ejemplo Winesburg, Ohio, de Sherwood Anderson o Casa de muñecas, de Henrik Ibsen, los cuales estaban dentro de una lista que consideraba como de lectura obligatoria.

Jonathan Franzen, uno de los autores estadounidenses de mayor prestigio en la actualidad, cuenta en su mesita de noche con ejemplares de libros como Ruido blanco, de DeLillo, El cielo protector, de Bowles, La canción de Salomón, de Toni Morrison o Un asunto personal, de Kenzaburo Oe.

Samuel Beckett, ganador del Premio Nobel, era un lector ecléctico. De entre sus libros favoritos habría que destacar algunos como La vuelta al mundo en 80 días, Effi Briest, de Fontane o El guardián entre el centeno, de Sallinger.

Henry Miller, autor de uno de mis libros favoritos, Trópico de Cáncer, dejó una larga lista de libros indispensables. Entre ellos, Las aventuras de Huckleberry Finn, Los miserables, Hojas de hierba o Cumbres borrascosas. De nuevo en un gran autor, lecturas de todo tipo.

Si hay algo que caracteriza a un gran autor es la variedad de sus lecturas. Aquellos que se limitan a un solo estilo narrativo, a un género o un tipo de narrador, acaban por sufrir sus mismas limitaciones. ¿Un consejo? Lee de todo. Escribe mucho. Vuelve a empezar.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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