¿Es mejor leer en papel o en ebook? Esta debe de ser una de las preguntas que más se han realizado (y contestado) en los últimos tiempos dentro del mercado editorial y del mundo de la lectura en general. Hay respuestas para todos los gustos: están los nostálgicos del papel, aquellos que hablan de su comodidad visual, su tacto y su olor, aquellos que asocian contenidos emocionales con el contenido impreso; y por otro lado están los que defienden lo electrónico, su aspecto práctico y las posibilidades que ofrece por sus aplicaciones y diseño. También es cierto que los lectores electrónicos de hoy en día, con su ligereza, sus pantallas anti-brillo y todo lo demás, tienen poco que ver con los primeros e-readers que aparecían poco a poco, aquellos que pensamos que nunca podrían sustituir al papel.
Para muchos se trata de una discusión sin ganador ni perdedor; disfrutan de las ventajas de ambos formatos, aunque la mayoría sigue teniendo vínculos sentimentales con la obra impresa. Y esto ha influido de manera notable en la recepción que ha tenido un estudio reciente que pretendía demostrar, de una vez por todas, cuál de los dos formatos era más cómodo para la lectura. El Dr. Schlesewsky, un profesor del departamento de Literatura y Lingüística de la universidad alemana Johannes Gutenberg de Maguncia, publicó los resultados de su experimento en uno de los periódicos más importantes de su país, y la respuesta de los lectores fue apabullante: no aceptaban lo que Schlesewsky tenía que decirles: que, desde un punto de vista estrictamente científico, no nos cuesta más leer en ebook que en papel.
Parece ser que en Alemania hay una creencia bastante generalizada (me atrevería a decir que hasta cierto punto en España también) de que el lector electrónico ofrece una lectura más pobre, una comprensión lectora menor a la del libro impreso. Según Kretzschmar, otro de los responsables del estudio iniciado por Schlesewsky, lo que la gente percibe y cómo interpreta su propio comportamiento no es lo mismo que lo que te dicen los datos de los mismos sujetos al realizar una prueba lingüística. Aunque tú insistas en que te cuesta más leer en un formato que en otro, esa no tiene por qué ser la realidad objetiva de lo que está ocurriendo en tu cerebro.
Ayudados de una tecnología que les permitía monitorizar el movimiento del ojo y de sensores EEG para medir el voltaje de la actividad theta del cerebro (directamente relacionada con la codificación y recuperación de la memoria), el equipo científico de varias universidades alemanas pudo trabajar en colaboración con grupos de lectores de diferentes edades para determinar las diferencias entre la lectura en ebook y en papel. Los profesionales descubrieron que la actividad era la misma, tanto en movimiento visual como en actividad cerebral, para la lectura en tres formatos diferentes: papel, lector electrónico y tableta; si bien la mayor parte de los participantes, en una ronda de preguntas anteriores a la prueba, había especificado que preferían la lectura en papel que la realizada en un soporte electrónico. La única pequeña variación surgía con el grupo de adultos de mayor edad (de 60 a 77 años), que demostraba menor nivel de actividad al utilizar una tableta; es decir, que les costaba menos esfuerzo, tal vez por el tamaño mayor de la pantalla. Podéis leer el informe completo del estudio aquí (en inglés).
Todo esto da a entender que, independientemente de nuestras tendencias subjetivas, el esfuerzo y el proceso de comprensión del texto es el mismo, leamos en el soporte que leamos (siempre que este tenga unas condiciones mínimas, claro, no creo que los monitores de ordenador de hace quince años o las pequeñas pantallas de los teléfonos móviles sean comparables con los soportes que se utilizaron en las pruebas mencionadas). Es interesante reconocer hasta qué punto somos animales de costumbre, y hasta qué punto nos agarramos a determinados elementos por pura fijación emocional o nostalgia.
No hay nada como el olor de un libro nuevo, es cierto. Pero lo que ya no podremos argumentar es que leer ese libro en papel sea más fácil o más cómodo para nuestra mente que un .mobi, .pdf o similar en nuestro soporte electrónico favorito.
3 de marzo de 2013 a las 14:57
Las ventajas del libro digital terminan allí donde los aparatos electrónicos no funcionan, o se someten a pruebas que un libro clásico resiste. Se pueden almacenar muchos e-books en un mismo dispositivo, y sin duda se pueden obtener de forma gratuita, ¿pero puedes leerlos en un avión, o en otros sitios en donde te piden que desconectes tus aparatos electrónicos? ¿Acaso un dispositivo electrónico resiste sin desfallecer todo lo que aguanta, por ejemplo, un libro de cocina?
El olor a libro, nuevo o viejo, es irrepetible en los e-readers. No se puede colocar un dispositivo electrónico bajo la pata de una mesa coja. Los libros de papel se leen tanto a la luz del sol como a la luz de una vela, haya o no electricidad, humedad o calor. En un libro se pueden esconder dinero, papeles importantes, flores, señaladores, y eso sin contar lo que pueden ocultar si se les cortan algunas hojas (como los villanos de películas antiguas, escondían armas o una petaca). Un libro es un valioso regalo, uno en donde puedes aportar anotaciones, garabatos o dedicatorias. Y, lo más importante, no pueden entrar a tu casa y retirar un libro, como ya ha pasado con Amazon y algunos libros de George Orwell (qué adecuado) en dispositivos de lectura de libros electrónicos.
Sí, leo libros electrónicos, y probablemente lo siga haciendo, pero sólo hasta conseguir los libros en papel. Esos que se leen sin miedo a que te los roben, en el colectivo o el metro, en la ciudad o en las afueras.
3 de marzo de 2013 a las 18:42
El papel asumirá su derecho al sentimentalismo, algo que no se debe subestimar. El libro en papel se convertirá en un fetiche y la gente lo comprará luego de haberlo leído en formato digital. Por lo demás, es una polémica muchas veces vivida por el ser humano: cine y televisión; pintura y fotografía, mujeres de verdad o de plástico, etc.
4 de marzo de 2013 a las 8:05
Los libros, en sí, puedes tenerlos almacenados en la nube, en una llave usb, además de en tu lector. Los libros en papel, por otra parte, también se mojan, se queman, se pierden en el metro, se “dejan a los amigos” (para no volverlos a ver), tienen erratas incorregibles, son propensos a que los niños los rayen, se manchan con facilidad y albergan ácaros nefastos para los alérgicos. Y pese a todo creo que ando por el orden de dos mil libros en casa. Y no, no me caben muchos más.
4 de marzo de 2013 a las 17:59
Yo estoy de acuerdo con Alfredo en todo, además os diré que en mi casa ya hay dos e-books. Yo era reacia a ellos y al final caí porque no me podía permitir comprar o ir a una biblioteca cada vez que terminaba un libro, además del escaso espacio que hay en mi casa. Mi hijo y yo estamos encantados, pero eso no quita que compremos libros impresos, que también los compramos para nosotros y para regalar (a los amigos de mi hijo siempre les regalo libros).
4 de marzo de 2013 a las 17:59
Un pequeño apunte, Laura. En los vuelos solo hay que apagar los dispositivos electrónicos durante el despegue y aterrizaje… mientras no te conectes a internet por lo general puedes utilizarlos sin problema durante el vuelo.
Por lo demás, el artículo es sobre la comodidad para el propio cerebro. Otra cosa es que tengamos afecto por la calidad sensorial del libro en papel
En cuanto a lo de que Amazon retire libros… esa es otra historia, preocupante además. Sí que es cierto que un libro en papel es tuyo, y una vez adquirido no va a venir nadie a retirarlo de tu estantería.
4 de marzo de 2013 a las 18:17
Tener muchos libros en la tablet o en dispositivos electrónicos resulta atractivo para quienes deseamos cargar con un montón de material de lectura para todos lados, esa es la ventaja de la lectura electrónica, otra ventaja, podemos ajustar el tamaño de la letra y el brillo de la pantalla. Pero creo que ahí se terminan las ventajas, yo por mi parte hasta el final de mis días seré fan de los libros en papel, es tan hermoso, tan reconfortante sostener en las manos un libro, olerlo, palparlo, hojear sus paginas, anotar nuestras impresiones, cerrarlo cuando alguien nos llama, abrirlo de nuevo cuando lo hemos dejado por un rato, incluso arrojarlo lejos cuando no nos ha gustado. Creo que los libros electrónicos jamas podrán equiparar la satisfacción que da pasar la ultima pagina de un libro que nos ha encantado y la alegría de saber que hemos adquirido un nuevo amigo. Cierto que los libros en papel pueden dañarse o perderse, pero esto se aplica aun mas a los dispositivos electrónicos, cualquiera de ellos por mas costoso y de alta tecnología es susceptible de errores, daño y robo. En resumen los libros en papel llevan todas las ventajas contra los libros electrónicos.
4 de marzo de 2013 a las 18:26
Yo creo que no hay discusión posible, el libro en papel siempre será mejor que el digital. Yo solo he leído un libro en un e-reader, y desde entonces lo tengo cogiendo polvo. En mi opinión, lo que sucede es que estamos excesivamente digitalizados; moviles, tablets, pc… Parece como el “boom” del ladrillo pero trasvasado a lo digital. En cambio, en el país más digitalizado del mundo, Japon, prefieren leer en papel (con unos porcentajes abrumadores) http://lecturalab.org/story.php?id=2733 ¿No será que los japoneses abrumados por tanta tecnología, tiene claro que para leer, no hay nada como el papel? Por eso, a mi, que no me vendan la moto, donde esté el libro en papel que se quite todo lo demás.
4 de marzo de 2013 a las 19:53
Bueno creo que para quien le gusta leer y lo hace desde siempre el libro-papel es un amigo especial, por todas las razones que cada uno de nosotros tengamos. En mi caso personal yo tengo un lector electronico de libros por dos razones especificas costos y comodidad. No obstante sigo con el libro-papel porque no seria justo dejarlos de lado, parece sentimental y lo es…tengo un sentimiento de agradecimiento eterno por el LIBRO…..
5 de marzo de 2013 a las 8:05
Ah, las estadísticas y las encuestas. En el enlace que pones ya se pone en duda los matices de esos datos, pero cuando ves que es una estadística hecha a partir de 600 japoneses -sin grupos de edad- pues permíteme que, pese a que es cierto que en Japón no acaba de funcionar el e-reader- que piense que hay que tomar esos datos con pinzas. Sobre todo porque los japoneses leen mucho en dispositivos móviles -como teléfonos o tablets-.
5 de marzo de 2013 a las 11:50
El artículo habla de e-readers y al final veo que nombra Tabletas y teléfonos móviles, lo que hace que no me termine de enterar muy bien de si está comparando la lectura de un libro con un e-reader o con una pantalla retroiluminada.
Desde mi punto de vista me concentro igual de bien en los 3 dispositivos, libro/pantalla retroiluminada/e-reader ; pero cuando paso de 5 minutos leyendo las pantallas retroiluminadas (sean de móviles, de ordenador, o de esos engendros que nos venden como e-reader pero no son mas que tablets capados) me cansan una barbaridad hasta el punto de que o me interesa de verdad lo que leo o prefiero dejar de leer.
5 de marzo de 2013 a las 11:57
Es cierto que las pantallas retroiluminadas tienen el problema del cansancio, aunque no le pasa a todo el mundo. Creo que el estudio se refiere principalmente a la lectura digital en e-reader, aunque para los que no tienen problemas con las tablets, serviría igual.
5 de marzo de 2013 a las 21:52
No, no concuerdo en gral con los detractores a ultranza del libro electrónico.
Soy fanático de los libros de papel, tengo varios miles en la biblioteca, pero no cambio mi lector de tinta electrónica por nada del mundo aún (claro, siempre se puede mejorar).
Yo distingo dos tipos de textos. Los primeros son aquellos académicos (que debo mantener abiertos varios a la vez en el escritorio mientras trabajo) y algunos ilustrados muy particulares o muy antiguos. Los segundos las novelas o material de lectura que se lee, a lo sumo se ficha, y luego se cierra y guarda en la biblioteca para tal vez no abrirse nunca más o en alguna relectura esporádica dentro de algunos años.
Para los primeros aún no encontré un lector electrónico que los reemplace. Para los segundos ya están reemplazados y no sólo no perdí nada en el reemplazo sino que gane. Ya no pierdo libros por prestarlos, no se me deshojan y desarman porque la única edición disponible es una vergüenza en su confección, no tengo que poner en cajas miles de libros cada vez que me mudo que serán trasladados a una biblioteca hasta la próxima mudanza. Puedo modificar la edición para adaptarla a mi gusto de lectura y hasta consultar dudas cuando se presentan en forma rápida (poco común pero sucede). Claramente consumí menos papel desde que los tengo en formato electrónico, probablemente fue más ecológico y prefiero trasportar un dispositivo que pesa algunos gramos a llevar en el bolsillo tomos de 400 páginas hechos además en un papel lamentable y pesado. Si no me gustan los dispositivos retroiluminados.
En electrónico no pierdo nunca el libro, puedo resguardarlo hasta el cansancio y la verdad es que no parece que a Amazon le interese todo el material que tengo en su lector y que no fue comprado a ellos. Es más, si lo borrasen “por error” simplemente los transfiero de vuelta al dispositivo, cero problema, es infinitamente más rápido que recuperar un libro que presté.
Perdí cientos de libros de papel por montones de motivos diversos, no los veo tan indestructibles e inalterables como algunos dicen.
Repito, aún ciertos textos los sigo usando en papel, pero no me cabe la duda que es cuestión de tiempo para que eso deje de suceder también.
6 de marzo de 2013 a las 22:06
Bastante de acuerdo con Tarloth. Determinados formatos los sigo prefiriendo en papel; en general, obras de consulta, libros ilustrados, guías de viaje, etc. Pero para narrativa y ensayo, en mi caso, el e-book ha llegado para quedarse. Lo que no quiere decir que no vuelva a leer ni una novela más en papel (más que nada por que aun tengo un buen lote pendiente…).
El e-book, no es perfecto (como tampoco es el papel, aunque antes no teníamos con que comparar), pero de momento le veo más ventajas que inconvenientes.
Esta discusión es un poco como cuando pasamos del vinilo al CD y de ahí al MP3. Yo sigo teniendo el equipo de música, tamaño nevera, con su plato y su todo, y si, alguna vez pongo algún disco y está muy bien y se oye de fábula y tal… pero escucho cienes de horas más en MP3 y otros soportes “comprimidos” que en él.
Saludos
12 de marzo de 2013 a las 10:51
Lo importante de un libro es el texto que contiene. ¿Tacto? ¿Olor? ¿El Quijote tiene que oler? He conocido a muchas personas reacias a coger un ereader, pero cuando han tenido uno en sus manos ya no lo han soltado, pero no solo eso. Con un ereader puedes descargarte revistas y periódicos, escuchar música, leer libros con un diccionario… En definitiva, el formato electrónico enriquece la lectura y la hace mucho más accesible. El que quiera oler, que huela flores en vez de libros.