El manuscrito perdido de Gamoneda

El pasado febrero el poeta Antonio Gamoneda fue galardonado con el Premio Ciudad de Barcelona por Un armario lleno de sombra, libro en el que recoge sus memorias y del que el jurado destacó “la ejemplaridad de su prosa y su valor moral como testimonio de toda una época“. Lamentablemente el premio ha pasado a ser secundario tras el anuncio por parte del poeta de que en su viaje a la Ciudad Condal perdió parte de la que iba a ser, con el nombre provisional de Canción errónea, su próxima obra poética.

El premio nacional de poesía en el 1988 y premio Cervantes en el 2006, llevaba una carpeta con poemas manuscritos (garabateados, enmendados) algunos de los cuales sí había pasado al ordenador, aunque las notas y apuntes alrededor de ellos se han perdido. Se trata de un trabajo irrecuperable si no aparece la carpeta negra, aunque las gestiones del poeta, que asegura haber mirado debajo de las piedras, por ahora no han dado sus frutos.

A la espera de que aparezcan los poemas, podemos intentar imaginarnos que el destino de esta carpeta: encontrada por un taxista que cuando la abre buscando algún dato que le permita saber a quien pertenece se descubre leyendo un poema y se reconoce en los versos y, cuando termina de leer… O la auxiliar de vuelo que no sabe por qué esconde la carpeta olvidada por algún cliente, a la espera de estar sola y poder abrirla, para saber entonces que lo que la llamaba era la magia de la poesía.

Así que si estáis en Barcelona y os encontráis con unos papeles garabateados de incierta procedencia (os hemos dejado una muestra de la letra del poeta en la imagen del post), no los tiréis a la basura: es posible que si prestáis cierta atención podáis ayudar a uno de los grandes poetas contemporáneos a recuperar su trabajo. Quizá uno de los encantos de la poesía es que se hace casi imposible escribir en el ordenador y es necesario el contacto con el papel, el trazo y el tachón; un encanto que, sin embargo, hace necesario tener mucho cuidado con esas servilletas llenas de versos con lo que cualquier poeta, de manera inconsciente, se rellena los bolsillos de la chaqueta.