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Fiscalidad y mercado del libro electrónico (II)

AutorRaquel Vallés el 9 de enero de 2010 en Divulgación

Tiendas electrónicas

Vamos a acabar hoy de hablar del artículo de Ávila Álvarez en el que hemos encontrado la excusa perfecta para darle un vistazo al mercado del libro electrónico. A estas alturas del cuento aun hay una cierta tendencia a considerar el mundo del libro electrónico como una moda que quedará como algo residual para amantes de los gadgets electrónicos o lectores de apuntes. Por lo tanto, parece adecuado justificar el valor de los contenidos electrónicos para el mercado editorial. El autor utiliza para ello las estadísticas del ISBN y el estudio sobre Comercio Interior del Libro, diciendo claramente que los contenidos digitales están plenamente integrados en la industria editorial española y con una clara tendencia al crecimiento; así que, no es que sea un visionario, es que la realidad está ahí.

Pero, a pesar de eso, la demanda continúa sin ser consistente y económicamente sostenible, en buena parte por la falta de disponibilidad de e-books. Pero una demanda baja no es el mejor sistema para animar que las editoriales se planteen la digitalización de sus catálogos. Por muchas plataformas de comercialización, muchos acuerdos con intervención pública y buenas intenciones, hasta que no se cree el entorno adecuado no madurará el mercado. Los consumidores no compran lectores por la falta de oferta interesante (por cantidad, adecuación del precio) y las editoriales no digitalizan sus catálogos por falta de madurez del mercado. Una de esas famosas pescadillas que se muerden la cola.

Como no podría ser de otra manera, Ávila Álvarez, destaca el problema de la propiedad intelectual, en el que solo entra de puntillas ya que no es el motivo del artículo, pero lo une a la indefinición del modelo de negocio, del que nos hemos quejado muchas veces como consumidores, cómo comprar pero, sobre todo, cómo pagar: por precio, tarifa plana, subscripción… la verdad es que estamos deseando que el mercado se perfile el modelo de una vez. Por mi parte, la subscripción o la tarifa plana me parecen las más interesantes. El hecho de que el mercado aun esté tan inmaduro en España podría ser en realidad una ventaja ya que nos puede permitir probar diferentes modelos al no existir uno predominante.

La venta directa, siguiendo el modelo de la librería tradicional, sólo parece interesante si estamos hablando de precios muy competitivos, de compradores esporádicos o de libros muy concretos (técnicos, raros o descatalogados, aunque este concepto desaparece en el mundo digital). Una tarifa plana por tramos, similar a la que ofrecen los servicios de telefonía, podría ser muy atractiva para los lectores habituales y para las librerías (o las plataformas correspondientes) que se asegurarían así los ingresos. La forma como se están organizando las plataformas por ahora, como unión de diferentes editoriales, dificultaría este sistema, ya que si quieres adquirir libros de otra editorial no tendrías las ventajas correspondientes.

Sea como sea, esperemos que el mercado se aclare pronto y, sobre todo, que la disponibilidad de libros electrónicos en castellano se dispare: los dueños de lectores no quieren tener que saltarse las tiendas para poder leer.

Raquel Vallés

(Valencia, 1973) Bibliotecaria y eterna estudiante, vive rodeada de gatos y libros, siempre en busca de un buen asesinato.

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