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Es un libro fácil de leer y que va enganchando poco a poco.
El hecho de que utilice una estructura epistolar no es nuevo aunque a partir de cierto momento ya se hace impensable que cada día se pueden escribir a mano tantísimos folios (pequeño detalle sin importancia).
Mayor importancia tiene para mí algún elemento que está cercano en el tiempo pero que es posterior a las fechas, como por ejemplo, las huellas digitales. La autora habla de que no se encontraron las huellas dactilares en el arma homicida, cuando no se determinó hasta tres años después de los hechos relatados en el libro, que fueran reconocidas como identificativas de una persona.
Siento ser tan aguafiestas pero es que cuando a uno le tocan algo que tiene que ver con su trabajo...
No obstante, merece la pena leerlo.
El asesinato de tres matemáticos en los finales del Siglo XIX es la trama principal de esta novela interesante. Lo que más me llamó la atención (y que me gustó) fue el estilo en que está escrita : a través de las cartas que la protagonista le escribe a su hermana en las que le va contando los acontencimientos y la resolución de la investigación de los crímenes. Por momentos pensé que serían necesarios conocimientos matemáticos para entender el desarrollo de los acontecimientos y su explicación, pero no es así. Novela entretenida.