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El Serapeum, la biblioteca-hija de Alejandría

AutorAlfredo Álamo el 20 de febrero de 2019 en Divulgación
  • Este templo sobrevivió a la destrucción de la gran biblioteca.
  • Hoy día solo quedan de él unas cuantas ruinas.

Restos del Serapeum de Alejandría.

La Gran Biblioteca de Alejandría fue una de las grandes maravillas del mundo antiguo. Mucho se ha escrito sobre los incontables tesoros que contenía, siendo, casi con toda seguridad, la más grande y famosa biblioteca de la historia. Además, era una academia, un lugar de estudio de difícil parangón. Tras su destrucción, todo parecía perdido, pero uno de sus edificios logró sobrevivir durante unos cuantos siglos más, el Serapeum.

Este templo dedicado al dios Serapis estaba también en Alejandría. Fue fundado por Ptolomeo I Sóter, y se convirtió en uno de los templos más importantes de la ciudad, allá por el año 300 antes de Cristo. Con los años sufrió varios ataques y fue objetivo de algunas revueltas, pero se mantuvo firme.

Asociado a la Biblioteca de Alejandría, el Serapeum albergó una biblioteca-hija de su casa matriz, un lugar donde se guardaban numerosos e importantes códices, al mismo tiempo que se convertía en un lugar de enseñanza, sin dejar de ser un importante lugar de peregrinaje para miles de fieles.

Pero el tiempo hizo que el péndulo religioso cambiara en la ciudad. Arrasada desde hacía tiempo la Biblioteca de Alejandría, llegó al poder el patriarca Teófilo, conocido por su falta de tolerancia hacia otros ritos que no fueran los cristianos. Decidido a expulsar de su territorio a todos los paganos, inició una serie de acciones que acabaron en tragedia.

En el año 391, el patriarca dirigió un ataque al Serapeum, casi el último reducto de la antigua Alejandría, donde cientos de paganos buscaban refugio de la persecución religiosa. El ataque fue brutal: una gran masa enfurecida arrasó con todos los paganos y, de paso, con el Serapeum.

De los más valiosos textos que contenía, nada se sabe. Muchos de ellos fueron destruidos y los otros, fruto del saqueo, seguramente llegarían a otras bibliotecas importantes de la época, las pocas que podían pagar por ellos. En cuanto al Serapeum, fue prácticamente destruido y, en su lugar, se construyó un templo dedicado a San Juan Bautista, que sobrevivió hasta el siglo X.

Hoy día marca los restos del Serapeum una gran columna, bajo la cual se extienden unas pocas galerías, muestra de la biblioteca donde se almacenaban los valiosos rollos. Poco tiempo después de la destrucción del Serapeum, otra revuelta cristiana acabó con los últimos vestigios de la vieja Alejandría: la Escuela de Teón e Hipatia.

Fotografía de Ali baghdady792 con licencia CC BY-SA 3.0

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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