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Consejos que no deberías tener en cuenta para ser escritor

AutorAlfredo Álamo el 31 de agosto de 2017 en Divulgación
  • Existen muchos mitos alrededor de la figura del escritor.
  • Al final lo mejor es encontrar tu propio camino.

Dos signos de interrogación iluminados de amarillo y azul.

Es difícil saber en qué momento decides ser escritor. Normalmente es un proceso que surge en tu interior a medida que lees, piensas y descubres que quieres compartir todas esas ideas que llevas dentro. Eso puede suceder a los seis años o a los cincuenta, la edad no es determinante. Pero lo más seguro es que a lo largo del camino recibas miles de consejos sobre cómo convertirte en escritor, muchos de ellos de gente bienintencionada, pero muy equivocada.

Eres demasiado mayor para ser escritor.

Este consejo es un clásico. Por lo visto, si pierdes el tren de las listas generacionales que aparecen en las revistas literarias, no tienes nada que hacer. ¿Quién va a publicar a un desconocido de 40 años? ¿Cómo vas a escribir algo bueno si no has tecleado nada en las últimas décadas? Tonterías. Puedes mirar los listados de futuros maestros de la literatura de hace 20 años y contar con los dedos de una mano los que hoy en día han triunfado. Y no hay nada malo en comenzar a escribir después de un largo parón. Cuesta un poco ponerse al día, pero ya está. No estamos hablando de mecánica cuántica.

Si escribes, tu familia va a sufrir mucho tus ausencias.

Dicen que escribir es un arte solitario, y es cierto. Hay que dedicarle un tiempo al día, o a la semana, para poder terminar algo. Pero bueno, nadie le pone pegas al que se va a ver el fútbol, construye maquetas de trenes o es miembro de una asociación gastronómica. Que nadie piense que un autor desaparece durante horas al día y deja a sus seres queridos abandonados. El supuesto egoísmo del escritor no es más que una leyenda urbana.

Nadie lee hoy en día, así que no hace falta que escribas.

En realidad, se lee mucho más que antes. Otra cosa es saber quién lee, qué lee, dónde lee y cómo lee. Pero leer, se lee. A todos nos gustaría que leyeran exactamente las cosas que escribimos, pero no siempre es así. Pero eso, de todas formas, no puede afectarte. Ser escritor es algo que haces tú, no algo que se defina por lo que hacen los demás. Si te gusta contar historias, si tienes ganas de escribir, hazlo. Que nadie te diga que no vale la pena porque no se lee.

Para ser un buen escritor tienes que dedicarte a ello por completo.

Hay gente que piensa que lo mejor que puedes hacer es dejarlo todo y dedicarte sólo a la literatura, si es que piensas tener éxito. Eso es comenzar una casa por el tejado, así de claro. Aunque hayas publicado un par de libros y hayan funcionado bien, hay que hacer muchos números para vivir de la escritura. Además, no es necesario. Hay que dedicar tiempo y esfuerzo, pero no hace falta estar más de 8 horas todos los días sin parar.

En resumen, lo mejor que puedes hacer es escuchar los consejos que te den otros autores y quedarte con lo que mejor se adapte a tu vida. En algo tan personal como la literatura, cada uno acaba por personalizar hasta el último detalle de su vida, de su rutina, a la escritura. Hay quien termina sus libros en un hotel y el que escribe a mano con lápiz; el que lee los diálogos en voz alta y el que deja los manuscritos reposar durante un año antes de revisar. Encuentra lo que más te interese y aplícalo.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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