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¿Debo unirme a un grupo de escritura?

AutorAlfredo Álamo el 7 de febrero de 2017 en Divulgación
  • Son una interesante alternativa a los talleres literarios.
  • Tienen ventajas, pero también inconvenientes.

Reunión de escritores en un bar.

Hace ya casi quince años me uní a un interesante grupo de escritores para analizar y criticar, en ocasiones despiadadamente, nuestros textos. Yo era, si no recuerdo mal, el más joven de todos y la experiencia fue bastante interesante. Acabé por dejar de participar por temas de tiempo, pero la verdad es que aprendí bastante durante los meses en los que estuve puliendo el primero de mis cuentos por el que me pagaron al publicar.

Los grupos de trabajo entre escritores funcionan igual de bien por correo electrónico o reuniéndose de manera física, aunque por temas de agenda suele ser mejor trabajar a distancia. Es más fácil encontrar un grupo de gente más afín si no estás limitado a tu área más próxima. En cualquier caso, no es un lugar donde hacer amigos -que también puede ser- sino donde encontrar autores capaces de aportar una visión completamente diferente de la tuya a la hora de revisar y construir un texto.

Esto tiene sus ventajas e inconvenientes, como en cualquier dinámica de grupo. Si hay alguien empeñado en aplicar su visión de la literatura a toda costa, es mejor que vayas cambiando de círculo. Uno de los principales problemas que te puede surgir es que comiences a dudar de tus propias ideas y vayas aceptando poco a poco las de otro. Esto se refleja en los textos corregidos como una gran inconsistencia. Hay que aceptar y comprender las críticas que te hacen, pero sin perder de vista el porqué haces las cosas.

Hay que tener en cuenta que estar en un círculo es un compromiso con el resto de autores. Tienes que tener tiempo para leer y aportar correcciones, no es un camino de una sola dirección. Eso sí, es gratis, recibes muchas ideas y aportes que debes aceptar con cuidado, pero lo cierto es que genera una dinámica de trabajo muy interesante.

En el lado positivo, lo cierto es que mantener una conversación activa sobre la escritura es muy positivo. A veces un círculo de escritores se convierte en un grupo de apoyo, una reunión puntual donde, además de enviar y recibir textos, se habla de cómo publicar, de la espera interminable, de tal o cual agente literario, de la dificultad de cobrar…

Antes de entrar a someter tu obra al juicio de un círculo escribe cuáles son las ideas fundamentales que quieres contar y cómo las quieres transmitir. Esas son las bases que no deberías tocar a menos que te expongan razones muy válidas para ello. En cuanto al resto, los consejos son siempre bienvenidos y un escritor, por mucho que cueste reconocerlo, está siempre en proceso de aprendizaje.

¿Y vosotros? ¿Qué preferís? ¿Un taller literario donde te enseñen técnicas o un círculo donde compartir ideas? Os esperamos, como siempre, en los comentarios.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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