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¿Podré escribir cuando me jubile? Sí, pero con mucho cuidado si no quieres que te multen

AutorAlfredo Álamo el 29 de enero de 2016 en Opinión
  • Varios autores de renombre han sido investigados.
  • En España la jubilación penaliza la creación cultural.

Anciano sentado en un banco al sol rodeado de palomas.

Hay muy pocos escritores españoles que hayan podido dedicarse a la literatura a tiempo completo a lo largo de su vida. La mayoría de ellos han compaginado su labor literaria con otras profesiones, como periodista, editor, ingeniero, hostelero, profesor universitario… por la que han cotizado religiosamente durante años hasta que llegó su jubilación, momento en el que comenzaron a recibir una pensión. Sin embargo, en el caso de que la Seguridad Social entienda que se está desarrollando una actividad profesional perderán el dinero de su jubilación. ¿Y cómo se sabe eso? Pues la verdad es que la cosa no está nada clara.

Hasta el momento la Seguridad Social no había investigado mucho, pero por lo visto han visto un filón en este tema y ya son varios los autores jubilados a los que no sólo han retirado la pensión, sino que han impuesto multas. Casos notorios son los de Javier Reverte o Luis Landero. Hay que tener en cuenta que si en lugar de recibir dinero por la venta de sus libros lo hicieran por tener cuatro pisos alquilados, no habría ningún problema. Por lo visto, una vez jubilado lo que se espera de ti es que te vayas al parque más cercano a tirar migas a las palomas o a vigilar obras tras una valla.

La cuestión no es tanto recibir los royalties de obras que ya hayas publicado, pero parece que si superas los 9000 euros al año, la Seguridad Social puede interesarse por lo que estás haciendo. Si entiende que tu actividad como escritor es profesional -con su criterio, que puede variar, ojo- puede multarte y retirarte la pensión durante un tiempo. Claro que la mayoría de autores de este país no reciben más de esos 9000 euros al año en concepto de derechos de autor, sólo los que han gozado de la atención del público durante años y que, de vez en cuando, pueden sacar alguna obra nueva. Reverte, en concreto, sigue publicando unos libros de viajes maravillosos, algo que tendrá que dejar de hacer ya que parece que va a recibir una buena multa.

De ese modo, docenas de autores tendrán que renunciar a sus derechos de autor, dinero que les pertenecería por la venta de sus libros –que, por cierto, ¿a dónde se destinará si no es al escritor? ¿se lo quedará el editor? ¿el agente verá su 10%?- o bien a la pensión por la que cotizó en su día y que, normalmente, estará no muy lejos de esos 9000 euros. Además, si percibes dinero es posible que lo resten de la pensión para que todo quede bien ordenado en sus cuentas y así el Estado se ahorre un dinerillo.

En el caso de que hayas trabajado durante años y ahora, una vez jubilado, decidas dedicarte a la literatura, ten mucho cuidado con este tema, ya que si contratas un agente y das un par de charlas podrías estar haciéndote el intelectual en plan profesional y eso parece que no gusta. En el caso de que consigas un premio literario, ese dinero también cuenta si es que está relacionado con los derechos de autor, a lo que tendrías que sumar el importe total de las ventas. Así que ya sabes, como autor jubilado procura no tener un éxito mediano: o consigues el Premio Planeta o vende muy poco; si te quedas a medias te quitarán la pensión y las ventas no te lo van a compensar. Ojo con esto también, que lo de los 9000 euros es “orientativo”. Te pueden multar por cualquier cantidad.

No, no lo pone nada fácil el Estado Español para que la gente mayor pueda dedicarse a la literatura. En otros países, como Irlanda, algunos autores incluso están exentos de pagar impuestos, mientras que aquí se ahoga la creatividad y se cuestiona el trabajo intelectual por parte de gente en plena madurez.

Lo peor, quizá, son algunos comentarios que he escuchado estos días sobre el tema. Mucha gente confunde los derechos intelectuales –los que duran 70 años tras la muerte del autor- con los derechos de autor derivados de la venta de un libro. También se ha dicho que una vez jubilado tendrías que escribir y publicar en Creative Commons, liberando tu obra y de paso toda la anterior. Ese es el valor que se le da a los escritores en este país y a los libros en general. Fugaz, anecdótico y algo sin el mayor interés. Y así nos va.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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