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Morir de éxito: El curioso asesinato de Negra y Criminal

AutorAlfredo Álamo el 7 de septiembre de 2015 en Opinión
  • Desde hace 13 años, Negra y Criminal era un referente indiscutible.
  • Cuanto más popular se hacía el género negro, peor les iba económicamente.

Puerta de entrada de la librería Negra y Criminal.

Puede parecer raro, pero siempre recuerdo el primer libro que me vende un librero. Y cuando digo vende no me refiero a que le doy un billete y me devuelve el cambio, no. Un buen librero tira de manual y sabe lo que te va a gustar. Recuerdo que Alejo Cuervo (el jefazo de Gigamesh) me vendió Snowcrash de Neal Stephenson durante la Hispacon de Barcelona en 2004. También recuerdo que Paco Camarasa, el librero de Negra y Criminal, me vendió La playa de los ahogados, de Domingo Villar, durante la Semana Negra de 2009.

Desde entonces he visitado Negra y Criminal alguna vez al pasar por Barcelona. Lo cierto es que su ubicación y horarios eran un engorro para los de fuera -y para muchos de dentro- pero la propia naturaleza de la librería como lugar de encuentro cultural y de promoción ha sido a la vez causa de su éxito y su fracaso. Es una de las paradojas más extrañas que me he encontrado dentro del mundo del libro desde que recuerdo.

Paco y Montse, que han pasado los últimos 13 años haciendo una promoción del género negro espectacular, seguramente no esperaban que al conseguir que hubiera más novelas que nunca vendieran mucho menos. ¿Las razones? Ahora puedes pasar por cualquier sitio y encuentras novela negra, haciendo que el viaje a Negra y Criminal se volviera cada vez más moroso, excepto los sábados por la mañana, claro, cuando invitaban a mejillones y vino. Estos días he leído muchos lamentos por el cierre de Negra y Criminal, un cierre que llegará en octubre, pero quizá haya que pensar en que el modelo especializado y cultural de la librería ya había cumplido su cometido.

Es triste aceptar que las cosas que nos gustan pueden no durar para siempre, pero si la sociedad cambia, la cultura cambia y -no podemos dejarlo de lado en un negocio- el mercado cambia, es difícil mantener una misma postura. Que nadie venga ahora tampoco con las recetas clásicas de que si hay que abrir una cafetería, un restaurante y no parar de hacer cursos y talleres: ahí está el caso del Bibliocafé en Valencia -una de las librerías más innovadoras de los últimos años en este sentido- que tuvo que cerrar y reinventarse dentro de un espacio de coworking.

Estoy seguro de que lo han intentado, pero al final no ha podido ser. Espero, claro, que los nuevos proyectos que dicen tener en mente sean igual de interesantes que Negra y Criminal, saben que cuentan con un grupo de gente fiel y con otro aún más grande de infieles, pero de los que de vez en cuando vuelven a casa y susurran que todavía te quieren.

Imagen de Novela Negra y Policiaca, bajo licencia CC 2.0

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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