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Cinco consejos para mejorar tus diálogos

AutorAlfredo Álamo el 15 de julio de 2015 en Divulgación
  • Los diálogos suelen ser el principal dolor de cabeza de muchos autores.
  • ¿Realistas? ¿Irreales? ¿Dónde está el punto medio?

Pareja sentada frente a rascacielos mientras ven el atardecer.

Cualquiera que se haya enfrentado a un cuento o una novela sabe que llegado el momento de los diálogos el argumento se complica. Lograr que nuestros personajes se expresen como deben y no como meras comparsas de nuestro pensamiento ha llevado de cabeza a numerosos autores. Hay que tener en cuenta que los diálogos son la máxima definición de cómo es un personaje y si no están bien hechos el lector lo nota enseguida. Hoy en Lecturalia os daremos unos sencillos consejos para mejorar este apartado.

Los personajes tienen vida propia.

Usa el pasado de tus personajes a la hora de crear los diálogos y el cómo hablan. No todo el mundo ha nacido en el mismo sitio ni tiene las mismas referencias. Los detalles son importantes a la hora de expresarnos, bien sea por motivos de edad o por educación. Ten presente siempre eso a la hora de escribir una línea de diálogo.

No los uses para explicarte demasiado.

Es fácil caer en la tentación de usar un personaje para que, en un momento dado, se dedique a explicar la novela, a contar lo que sólo el narrador debería saber. Usar personajes como marionetas que reproducen al autor se nota, y queda fatal. Los diálogos son geniales para hacer avanzar la trama y para dar información, pero no para ahorrarte el trabajo.

Sal de casa y escucha.

Este es un consejo clásico que ha sido utilizado por grandes escritores. No puedes saber cómo habla la gente si no escuchas a la gente. Esta verdad de perogrullo se obvia más veces de las que debería y luego encuentras expresiones fuera de lugar, pasadas de moda o impostadas que sacan al lector de la narración. Vete a un bar, a un parque, pasea por las tiendas del barrio y escucha. No hay nada mejor para hacer unos diálogos realistas.

Si no son realistas, que sean coherentes.

A veces los diálogos no tienen por qué ser realistas. Pueden ser tan elaborados y engolados como quieras, siempre que encajen en el resto de la historia. Existen verdaderos maestros de los diálogos imposibles, como por ejemplo Fred Vargas, pero de alguna manera, no chirrían dentro del conjunto. Si lo haces, que sea siempre de la misma forma, nada de cambiar a medida que avanza la historia.

Lee en voz alta.

Otro consejo clásico que suele funcionar muy bien. ¿No estás seguro de si el diálogo queda bien? Lee en voz alta lo que hayas escrito o pide a alguien que te lo lea. Si está forzado o no tiene mucho sentido lo notarás enseguida, ya que al representarlos saltan todos sus defectos.

Alfredo Álamo

(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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