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El 23-F y el libro treinta años incompleto

AutorVíctor Miguel Gallardo el 23 de marzo de 2011 en Divulgación

23-F. Literatura

Hoy, 23 de febrero de 1981, esta mañana en la Secretaría del Colegio Universitario me han dado este libro. He venido leyéndolo en el avión. Cuando he llegado a las Cortes ya hacía unos minutos que había empezado la sesión. Estaba completamente lleno. Lluch y Felipe han estado brillantes.

Esta era la primera anotación que, con tinta verde, el entonces diputado (por Socialistas de Cataluña) Lluís María de Puig, escribió en una página en blanco del volumen de La poesia de Rafael Masó. Per un anàlisi de la poètica noucentista que le habían entregado esa misma mañana. Unas horas antes el guardia civil José Antonio Iglesias se afanaba con un comentario de texto sobre un libro de Pío Baroja (se estaba sacando el Bachillerato en sus horas libres) cuando, de improviso, fue llamado por su superior para un servicio especial.

23 de febrero de 1981: el servicio especial, claro, era el intento de Golpe de Estado que el teniente coronel Antonio Tejero encabezó (para su desgracia).

José Antonio Iglesias, que poco después dejó la Benemérita para, ya con su título de Bachillerato, incorporarse a la plantilla de Telefónica gracias a la intervención a su favor del que era Ministro de Interior durante el golpe, Juan José Rosón, seguramente como agradecimiento a todo lo ocurrido en aquellas peligrosas horas que pudieron cambiar la historia de España (Iglesias actuó como mensajero, a espaldas de Tejero, entre varios ministros y diputados) fue precisamente el que arrancó la página con anotaciones en catalán que Lluís María de Puig había hecho. El libro había sido arrebatado de las manos del parlamentario horas antes por un guardia, y entregado a Tejero. De Puig se ofreció incluso a traducir sus palabras, que ninguno de los golpistas entendían, pero la cosa no pasó a mayores. Iglesias, no obstante, y para evitar males mayores, se quedó en un descuido con la hoja por lo que pudiera pasar. Durante treinta años la guardó cuidadosamente, sin saber a qué parlamentario en concreto había pertenecido aquel libro. Tras publicarse las actas de lo ocurrido aquel nefasto día, hace unas semanas, Iglesias quiso devolver a su legítimo dueño aquella página con inocentes anotaciones. De Puig, ante él y el periodista que propició el encuentro, declaró:

No te estoy agradecido de lo que pasó aquella noche, pero sí de que hayas conservado esa página y de que me llamaras. De eso sí que te estoy muy agradecido.

Para De Puig, vinculado a la política hasta hace relativamente poco, significa recobrar un poco de su historia personal; para Iglesias, conseguir deshacerse del último recuerdo de una intentona golpista a la que fue empujado por obedecer las órdenes de sus superiores, ya que ha manifestado que no tenía la menor idea de qué iba a pasar o cuál era su función cuando fue movilizado de urgencia aquella mañana del mes de febrero de 1981.

Treinta años después ese ejemplar del ensayo sobre la poesía del gerundense Rafael Masó i Valentí, que fue un importante arquitecto modernista y que también se dedicó a la política, está por fin completo.

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