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¿Escalada de violencia en la novela negra?

AutorAlfredo Álamo el 3 de noviembre de 2009 en Opinión

Cosecha roja

La escritora y crítica de literara Jessica Mann acaba de hacer público su rechazo a continuar reseñando género negro ya que está harta del “derrame de sádica misoginia” que le está tocando leer. Al parecer, Mann ha encontrado una escalada en la que cada psicópata es más sádico que el anterior y las torturas y crímenes más elaborados y crueles, siendo las mujeres jóvenes el grupo más numeroso que ha sido atado, quemado, violado, cortado, cegado, golpeado, comido, ahogado, hervido o enterrado vivo.

Además, hay que tener en cuenta que el colectivo actual de escritoras de novela negra es muy importante; según Mann, la actitud extremadamente violenta puede venir de una necesidad por parte de las autoras por afirmarse, para no ser tomadas por unas blandas.

La cuestión, sin embargo, sería otra. Pese al incremento en brutalidad -o en descripción de la brutalidad-, las cifras de ventas son muy buenas, con lo que parece ser una aceptación por parte del público, según las encuestas en gran parte femenino, de ese nuevo estilo, quizá más cinematográfico, si pensamos en el cine que se hace ahora, o tal vez más CSI, donde escenas claramente gores son aplaudidas por señoras de mediana edad que antes no soportaban ver dos cuchilladas en la televisión.

En la trilogía Millenium tenemos ejemplos claros de violencia sádica, aunque no nos engañemos, pese a lo que diga Donna Leon tenemos peores escenarios y violencia mucho más extrema en títulos como los de Mankell o McDermid. Sin embargo, es cierto que de un tiempo a esta parte se prestan más páginas a la detallada tortura, o a la ejecución del crimen, acercándonos por momentos más al género del terror -que poco a poco se está hibridando gracias a algunos autores como John Connolly- que a la escuela más “clásica” de lo negro y criminal.

Entonces, ¿qué se busca en la novela negra? ¿una crónica social de nuestro tiempo? ¿o es en el macabro espectáculo de la violencia donde el género nos toca la fibra sensible? ¿Es fascinación por el mal o interés por el lado oscuro de nuestra sociedad? Supongo que ambos aspectos, si están bien tratados.

Entiendo que la posición de Jessica Mann viene más por la saturación de cierto tipo de ficción, mal desarrollada, frente a una actitud menos violenta de entender el género. Pero lo que está claro es que la violencia está completamente imbricada en la novela negra, es su germen y también su desarrollo. La pregunta sería, ¿hay algún límite? ¿debería haberlo?

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(Valencia, 1975) escribe bordeando territorios fronterizos, entre sombras y engranajes, siempre en terreno de sueños que a veces se convierten en pesadillas. Actualmente es el Coordinador de la red social Lecturalia al mismo tiempo que sigue su carrera literaria.

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