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Karadzic, genocida y poeta

AutorVíctor Miguel Gallardo el 26 de abril de 2009 en Divulgación

Karadzic

Pocas veces una publicación especializada en literatura tiene la oportunidad de armar el revuelo que la revista eslovaca Dotyky (cuyo nombre vendría a ser “contacto” o “tocando”) ha originado al publicar recientemente poemas del ex-político serbobosnio Radovan Karadzic. Karadzic fue presidente de la República Srpska (es decir, del territorio serbio que pertenece a Bosnia-Herzegovina) durante los años de la Guerra de los Balcanes, y sobre él pesan, a petición del Tribunal Penal Internacional, dos cargos de genocidio, cinco cargos de crímenes contra la humanidad, tres cargos de violaciones de las leyes de guerra y un cargo de infracción grave a las Convenciones de Ginebra.

Karadzic, que fue apresado el pasado año por el servicio secreto serbio mientras se hacía pasar por un médico cualquiera en Belgrado (él es psiquiatra), no es un poeta reciente. Ha ganado algunos premios literarios en países eslavos, entre otros el prestigioso Mikhail Sholokhov (concedido por la Unión de Escritores Rusos) en 1994, un año antes de la masacre de Srebrenica, de la que se le responsabiliza, y en la cual murieron unas ocho mil personas, el mayor asesinato masivo en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Los títulos de algunos de sus poemas son tan sugestivos como A Morning Hand Grenade, Assassins, A Man Made of Ashes o War Boots.

Según el editor de Dotyky, Boris Brendza, los poemas publicados son de alta calidad, y ha defendido su inclusión en la revista, que es editada por la Asociación Eslovaca de Escritores. No opina lo mismo la International PEN, la mayor asociación de escritores del mundo. La sección eslovaca de PEN ha emitido un comunicado en el que plantea la posibilidad de anular la membresía en la asociación de Brendza durante un año. Incluso las autoridades del país han tenido que pronunciarse al respecto, alejando cualquier duda sobre la actitud del estado centroeuropeo al respecto del inconfeso criminal de guerra (que, por su parte, afirma que se le está intentando condenar por “actos insignificantes”).

Ya hablamos en su momento de Günter Grass y de su problemática confesión hace unos años de haber pertenecido a la SS nazi. Otro autor salpicado por escándalos de índole parecida (pero a la vez tan distintos) sería el genial Michel Houellebecq, acusado por activa y por pasiva de ser un racista empedernido. Los tres son casos muy distintos: el serbobosnio está acusado de delitos muy graves, Grass ha sido vilipendiado por su pasado (o, más concretamente, por haberlo ocultado durante décadas) y las críticas a Houellebecq han venido motivadas por declaraciones habitualmente hechas, como se suele decir coloquialmente, en caliente. Nadie, por ahora, ha querido censurar la obra de Grass o Houellebecq, aunque se les esté crucificando públicamente en muchos medios. Con la obra de Karadzic, directamente, la International PEN ha preferido la vía fácil: censurarlo a él y castigar a los que lo publiquen.

PEN

No es un caso aislado. En España, sin ir más lejos, se ha enjuiciado a escritores, medios de comunicación y grupos musicales por apología del terrorismo o de la violencia (casi siempre miembros afínes a la extrema izquierda y la ultra derecha) en varias ocasiones, aunque por ahora nadie ha visto sentarse en el banco de los acusados a autores que ponen en duda por escrito sentencias judiciales o leyes aprobadas por las Cortes. Tampoco a supuestos historiadores de tendencias revisionistas, ni siquiera a los que niegan el Holocausto, algo que otros países sí hacen (por ejemplo Austria con Gerd Honsik, detenido en 2007 en Málaga).

No hemos llegado al extremo de que grupos como Los Planetas (con canciones como “Vas a verme por la tele”) o Piratas (con “Dentro del mar”) sean llevados a juicio o prohibidos por hacer apología de la violencia contra la mujer, pero casos como el de Karadzic, censurado pese a que sus poemas no incurren, en sí mismos, en delito, deberían hacernos ver que existe un límite impreciso pero real a la libertad de expresión.

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